Cuidar a quienes cuidan a otros

En el actual contexto de pandemia que estamos atravesando, la internación domiciliaria es una opción con muchos beneficios para aquellos pacientes que requieren atención continua. Uno de los aspectos clave en este proceso es el rol del cuidador principal, generalmente un familiar, quien a su vez, debe tomar precauciones para preservar su propia salud y bienestar físico y emocional.

El rol del cuidador

Un cuidador es una persona que brinda ayuda a otra que lo necesita, por ejemplo su pareja, hijo o un anciano. Reconocer esta función puede ayudar a los cuidadores a recibir el apoyo que necesitan.

El rol del cuidador principal es clave en una internación domiciliaria, ya que ésta es la persona que se hace cargo del enfermo, asumiendo la responsabilidad por su atención, apoyo y cuidados diarios. Para el personal de salud, esta persona es el nexo entre todo el equipo y el enfermo, por lo que es de gran importancia atender también, a su cuidado. Se debe, por lo tanto, considerar tanto el apoyo médico como psicológico de quien cuida, ya que su claudicación es motivo suficiente para la institucionalización de un paciente.

¿Cómo se cuida quien cuida a un paciente en casa?

En el actual contexto de pandemia, resulta prioritario seguir las medidas para la prevención del contagio, tanto a nivel personal como del entorno familiar y del propio equipo de salud: distancia física segura y bloqueo mecánico de las gotas de saliva, uso de barbijo continuo para quien entra al domicilio y uso de guantes y protecciones oculares. También es importante destinar en la casa, un espacio donde las personas que ingresen, puedan dejar las cosas que no son necesarias sanitizar.

No menos importante, es el aspecto psicosocial del cuidador y su entorno, ya que en la situación de pandemia, existe un factor adicional de estrés.

Cuidar a un ser querido es gratificante, pero genera estrés.

Para la mayoría de los cuidadores, estar ahí para atender a un ser querido cuando los necesitan es algo que están dispuestos y comprometidos a hacer. Sin embargo, es normal que quienes brindan cuidados, puedan sentir estrés físico y emocional, y ser vulnerables a los cambios en su propia salud.

Si estás a cargo del cuidado de una persona, prestá atención a estos signos:

  • Preocupación constante, irritabilidad, enojo, tristeza.
  • Cansancio gran parte del tiempo.
  • Trastornos del sueño.
  • Cambios en tu peso corporal.
  • Pérdida de interés en actividades que solías disfrutar.
  • Dolor corporal, dolores de cabeza frecuentes u otros problemas físicos.

Algunas estrategias pueden ser de ayuda para contrarrestar el estrés del cuidador: aceptar ayuda de otras personas, reconocer los propios límites y no exigirse más de lo que es posible ofrecer, establecer objetivos personales de salud (por ejemplo, una rutina de sueño adecuada o tiempo para estar activo físicamente), consultar al médico ante dudas o síntomas propios.

Ser cuidador familiar de una persona con enfermedad crónica conlleva implicaciones familiares, sociales, mentales, económicas y espirituales que merecen la atención y el reconocimiento centrado en el cuidado y autocuidado de la salud.

Asesoró: Dra. Natalia Perez y equipo. MN 131.453. Esp. en Clínica Médica y Cuidados Paliativos. Swiss Medical Medicina Privada.