Comer y beber en verano: pautas de alimentación e hidratación inteligentes

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En época de altas temperaturas, nuestro organismo pierde más líquido, en gran parte debido a la sudoración. Por eso, durante el verano es recomendable mantener una dieta equilibrada, basada principalmente en alimentos frescos y naturales, crudos o cocinados de una manera sencilla, y beber más cantidad que lo habitual, así como evitar el ejercicio físico expuestos al sol.

El calor y nuestro organismo

Además de poder sufrir una deshidratación por el exceso de calor y la escasez de agua en el organismo, la prolongada exposición al sol y las altas temperaturas pueden provocar erupciones en la piel, golpes de calor, calambres, insolación, e incluso síncope. El riesgo aumenta sobre todo para los más pequeños y los ancianos.

Manténgase hidratado

 Estar bien hidratados en verano significa aumentar considerablemente la cantidad y variar el tipo de líquidos que consumimos durante el resto del año, aun cuando no se sienta sed. Agua, jugos naturales e infusiones frías, así como comidas ricas en líquidos son prioritarios.

Es conveniente evitar las bebidas carbohidratadas y azucaradas, que no aportan nutrientes y generan mayor sensación de sed, y las bebidas alcohólicas, que aumentan el riesgo de una posible deshidratación y tienen más efectos secundarios cuando las temperaturas son altas.

Adopte prácticas alimentarias inteligentes

Es recomendable evitar las grandes ingestas así como las comidas demasiado cocinadas y calientes, picantes y grasas, ya que con las altas temperaturas se genera más somnolencia y aumenta la probabilidad de problemas estomacales debido a la influencia del calor.

Las comidas deben ser ligeras, con mayor proporción de frutas y verduras, que aportan vitaminas, fibra y otros minerales esenciales para el buen funcionamiento del organismo.

  • Frutas como la sandía y el melón, cuyo componente principal es el agua (80% de su composición) aportan grandes cantidades de agua y minerales.
  • Las ensaladas pueden combinar frutas y verduras, pescados o carnes blancas (aporte de proteínas).

 Favorezca una buena digestión

Siempre es recomendable esperar un tiempo (hora y media a dos horas) desde que se come hasta bañarse en la playa o la pileta, vigilando especialmente que no haya contraste brusco de temperaturas. Y, por el mismo motivo, evitar la ingesta de bebidas muy frías durante la digestión.

Prevenga las intoxicaciones alimentarias en verano

Las altas temperaturas favorecen el desarrollo de microorganismos, y consecuentemente, aumenta el riesgo de sufrir intoxicaciones alimentarias, cuyas principales consecuencias son la gastroenteritis y la diarrea.

La manera de conservar, almacenar, cocinar o manipular los alimentos es el principal factor que puede dar lugar a la contaminación de un alimento. Por eso es necesario reforzar las medidas de higiene y seguridad:

En casa:

  • Lávese las manos cada vez que tenga que manipular alimentos.
  • Lave bien las frutas y verduras.
  • Mantenga siempre los alimentos refrigerados a menos de 5 grados y consuma los recién preparados en menos de dos horas.
  • Asegúrese la cocción adecuada de carnes, pescados, verduras y huevos en tus preparaciones.

En la calle:

  • No coma alimentos crudos en lugares de dudosa higiene.
  • Rechace los alimentos expuestos y no refrigerados.
  • Tome siempre agua potable y no consuma cubitos de hielo.

Cuando compre alimentos:

  • Establezca la secuencia de compra: primero los alimentos no perecederos, después los frescos y por último los congelados (al llegar a casa, el orden de almacenamiento es a la inversa).
  • No interrumpa la cadena de frío. Si en el camino, un producto congelado se descongela, no lo vuelva a congelar.
  • Verifique las fechas de vencimiento y que el envase del producto no esté abollado, oxidado, abombado o deteriorado.