En condiciones normales el hígado es un órgano blando con gran elasticidad. Cuando hay una infección crónica por hepatitis C, hepatitis B, abuso de alcohol, etc. comienzan a producirse cicatrices en el hígado (denominadas “fibrosis”) llegando en última instancia a la cirrosis. Cuando el hígado tiene cirrosis deja de ser blando, convirtiéndose en un tejido duro. Las ondas de sonido viajan lento en un tejido blando y rápido en un tejido duro; este cambio en la velocidad de las ondas de sonido es lo que utiliza la elastografía para determinar el grado de fibrosis; a mayor velocidad mayor fibrosis.
La elastografía es un método no invasivo, similar a una ecografía, que nos permite estimar el grado de fibrosis con una precisión similar a la de una biopsia hepática. Se realiza colocando el transductor en el costado derecho, justo donde está el hígado. Se obtiene una imagen por ecografía y luego se realizan las mediciones, aproximadamente diez.
¿Por qué es importante estimar el grado de fibrosis de un paciente con hepatopatía crónica? Porque nos habla del pronóstico y ayuda a definir qué pacientes son los que deben recibir tratamiento para determinadas enfermedades hepáticas.
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